jueves, 15 de abril de 2010

Nieve en agosto


Mira por la ventana como una gota de agua sólida resbala por el cristal nítido acompañado por la lúgubre sensacion de frió y sombras de la noche. Suena el despertador, con su aparatoso sonido metálico hace que las palabras caninas, cantadas a voces, alboroten la calle de negro asfalto y con los primeros rayos rubios del cielo avergonzado y tímido, aparece el rostro del mundo, el rostro de aquellos seres que deambulan, como cada día, sumergidos completamente en su aburrida rutina y los más jóvenes, felices e ignorantes, intentan cultivar su mente en los centros de reuniones sabias que, se supone, enseñan necesidades de la vida.
Azahara, niña del valle, jóven cuerpo de leche, largo cabello de cobre, no sabia que su vida giraba entorno a la misma rutina que ella veía por las calles de su ciudad, oh Galicia, que bella eres nocturna, oh Galicia, como deslumbras a la luz y como maltrataste a aquella quinceañera que de males se abstenía y de problemas huía, pobre Azahara, pobre, igual de ignorante que sus compañeros, igual de incrédula, que no sabrá ver si no aprende a creer, que la vida no es fácil y no da ayudas, que si mal te salen tus planes no podrás rezar a Dios, que no sabes que hacer si nunca estuviste en la misma situación.
Llega el calor, las flores silvestres resplandecen y brillan con la fuerza de un macho cabrío, poca ropa hay que llevar para refrescarse. Azahara no va a clase, se acabaron por este año y con su acompañante buscan la manera de poder intimar sin miedo o preocupación, no pensaba que su gran amor, de alta figura, pelo castaño y ancho de corazón (o al menos así lo parecía), pronto la traición se le asomara por la cabeza. Dos meses transcurrieron y el calor no se apagaba, ese niño listo se lo propuso a Azahara,-Mi casa esta en soledad esta semana, vente sin pensar a mi cabaña- Lo que ella no sabía es que su novio en nada se parecía a esa persona de la que ella se enamoró, ahora seguía ordenes de una arpía con rencor. No se descubrió que trucos ultilizó, pero Azahara consiguió engatusar a Salvador. Ya llegaron, llovía sin parar, una vez dentro y con las cadenas tapando la entrada pregunto: -¿Que significa este maldito encerrón?- A lo que a Azahara la contesto: -Oí que tu tienes algo dulce y que a mi me falta, me dijeron que para tenerlo tu vida me tragara- Oh Salvador, ayuda a tu gran amor, pero el conjuro que te envuelve no te permite observar que todo lo que haces sus consecuencias obtendrá.
La dolían las muñecas y también los tobillos, su carne erizada temblaba de frió, en su torso se leían símbolos extraños y ella solo veía un gran cuchillo en mano: -¡Oh mi corazón, no me hagas sufrir así!, que ella solo quiere que te deshagas de mi- Con los ojos eclipsados y sin dar dos pasos atrás, el chico alto, clavó su cuchillo entre el ombligo y su pechera, borrando así lo escrito en su torso nevado, mientras la rencorosa reía a carcajadas de caballo.
Dicen que su sangre aun fluye por el alcantarillado y que en los bosques Gallegos hay una niña llorando, que en nocturnas noches se la ve paseando, desnuda, preciosa y siempre sangrando.

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